El calcio es un mineral vital requerido por nuestros cuerpos para una variedad de funciones, como asegurar la salud ósea, facilitar la transmisión nerviosa y ayudar a la contracción muscular [1]. Tiene una importancia particular para los pacientes con cáncer, ya que mantener los niveles óptimos de calcio se vuelve aún más crucial [2]. Ciertos cánceres, como el de mama y próstata, tienen el potencial de metastatizar a los huesos, causando un aumento en los niveles de calcio en la sangre, una condición denominada hipercalcemia [3]. La hipercalcemia puede manifestar síntomas como fatiga, náuseas, estreñimiento y confusión [4].
Por lo tanto, es esencial que los pacientes con cáncer tengan sus niveles de calcio monitoreados regularmente [5]. Esto se puede lograr a través de un simple análisis de sangre [6]. Si se identifica la hipercalcemia, se puede controlar con una variedad de tratamientos, incluyendo hidratación, medicamentos y, en algunos casos graves, diálisis [7].
También vale la pena mencionar que ciertos tratamientos contra el cáncer pueden impactar los niveles de calcio [8]. Por ejemplo, la quimioterapia puede llevar a una reducción en los niveles de calcio, resultando en una condición conocida como hipocalcemia [9]. La hipocalcemia puede causar síntomas como calambres musculares, entumecimiento y una sensación de hormigueo en las manos y los pies [10].
En conclusión, mantener un equilibrio en los niveles de calcio es un aspecto fundamental del cuidado del cáncer [11]. Se aconseja que los pacientes con cáncer discutan regularmente sus niveles de calcio con su proveedor de atención médica para asegurarse de que están dentro del rango apropiado [12]. Esto puede ayudar a prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida en general [13].