Indudablemente, el consumo de tabaco es la causa principal del cáncer de pulmón [1]. La Sociedad Americana del Cáncer afirma que aproximadamente el 80% al 85% de los cánceres de pulmón son atribuibles al consumo de tabaco [2]. Al inhalar humo, los pulmones se exponen a sustancias dañinas como el alquitrán, la nicotina y otros agentes cancerígenos que pueden dañar el tejido pulmonar [3]. Este daño puede, con el tiempo, llevar a la formación de células cancerosas [4].
No solo el fumar aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, sino que también impide la capacidad del cuerpo para combatir la enfermedad [5]. La nicotina, un ingrediente principal en el tabaco, puede debilitar el sistema inmunológico, reduciendo su capacidad para destruir las células cancerosas [6]. Además, las sustancias químicas perjudiciales en el humo del tabaco pueden dañar el ADN y otros materiales genéticos en las células del cuerpo, lo que puede llevar a mutaciones que pueden resultar en cáncer [7].
Es crucial entender que, aunque el fumar es la causa predominante, no es la única causa del cáncer de pulmón [8]. Otros factores como la exposición al gas radón, el humo de segunda mano, ciertas sustancias peligrosas y un historial familiar de cáncer de pulmón también pueden aumentar el riesgo [9]. Por lo tanto, incluso las personas que no fuman deben estar conscientes de estos riesgos y tomar las precauciones necesarias [10].
Dejar de fumar puede reducir drásticamente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón [11]. Cuanto antes dejes de fumar, mejores serán tus probabilidades de prevenir el cáncer de pulmón y otros problemas de salud [12]. Si eres fumador y necesitas ayuda para dejar de fumar, considera buscar ayuda de profesionales de la salud, grupos de apoyo o programas de cesación del tabaquismo [13].