El cáncer de mama HER2-positivo es un subtipo específico de cáncer de mama, que afecta aproximadamente al 20% de los pacientes diagnosticados con cáncer de mama [1]. Esta variante de cáncer se define por la sobreexpresión del gen HER2/neu, que resulta en el crecimiento y división acelerados de las células cancerosas [2]. Es crucial entender que, aunque los cánceres de mama HER2-positivos suelen ser más agresivos que otros tipos de cáncer de mama, también son más receptivos a las terapias dirigidas [3].
El diagnóstico de cáncer de mama HER2-positivo se realiza a través de un procedimiento de biopsia. En este proceso, se extrae una pequeña muestra del tumor y se prueba para detectar la presencia del gen o proteína HER2/neu [4]. Un resultado positivo en la prueba indica un exceso de receptores HER2 en las células cancerosas, lo que conduce a su rápido crecimiento y división [5].
Existen múltiples opciones de tratamiento disponibles para los pacientes diagnosticados con cáncer de mama HER2-positivo [6]. Estas incluyen terapias dirigidas como Trastuzumab (Herceptin), Pertuzumab (Perjeta) y Ado-Trastuzumab Emtansine (Kadcyla). Estas terapias están diseñadas para atacar específicamente los receptores HER2 en las células cancerosas [7]. Estos tratamientos pueden administrarse de forma independiente o en conjunto con quimioterapia, radioterapia o cirugía [8].
Además de los tratamientos médicos, las modificaciones del estilo de vida también pueden impactar significativamente en el manejo del cáncer de mama HER2-positivo [9].
Todos estos factores pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de los pacientes [10]. Es importante recordar que el viaje de cada paciente es único, y el plan de tratamiento se personalizará para atender sus necesidades y circunstancias específicas [11].